El zarangollo es uno de los platos más típicos de la gastronomía murciana, y ocupa un lugar privilegiado en los fogones regionales. Si por algo se caracteriza nuestra cocina es por el «buen manejo» de los productos que da la tierra, del magnífico uso de las verduras y aquí tenemos un nuevo plato que confirma lo que les comento. Con muy pocos ingredientes (pero criados con cariño), mucha creatividad y bastante hambre, el huertano de antaño supo sacar el máximo partido a su cosecha.
Si quiere saborear la esencia de Murcia le animamos a que elabore esta receta sencilla de zarangollo en la que encontrará eso… el extraordinario sabor de esta tierra.
Ingredientes de zarangollo para 6 personas
- 1 kg de calabacín
- 1/2 kg de cebolla tierna o seca, al gusto
- 3 huevos
- Aceite de oliva
- Y sal.
Elaboración de zarangollo
Lo fundamental, como siempre aconsejamos, es partir de una materia prima de primera calidad, de lo contrario, por muy buenos cocineros que seamos, la receta no dará fe de ello. Comenzamos…
Primer paso: preparamos la verdura
Empezamos lavando la verdura. La cebolla que emplearemos será o tierna o cruda, según el gusto de cada uno. Ya sabes que la seca es más fuerte y la tierna tiene un sabor más suave. En cuanto a los calabacines podemos cortarlos con la piel o no, ya que ésta es tan fina que podemos dejarla, aportando más color y una textura diferente.
Una vez lavada la verdura, cortamos la cebolla en aritos finos y el calabacín en rodajas, ni muy finas ni muy gruesas. En Murcia nos gusta mirar nuestro plato de zarangollo y ver las rodajas de calabacín y los aritos de cebolla. Si lo cortamos todo pequeño se nos romperá y perderá esa forma tan característica.
Segundo paso: los cocinamos
Una vez cortado todo, nos disponemos a cocinarlos. Para ello en una sartén alta echamos un buen chorro de aceite de oliva, con cuidado de no pasarnos porque este aceite será el que quedará finalmente.
Cuando esté caliente, vertemos las rodajas de calabacín y sazonamos. El fuego debemos mantenerlo bajo para dar tiempo a esta verdura a perder su agua y a cocinarse sin arrebatarse.
La cebolla la añadiremos cuando el calabacín haya perdido un poco de agua, ya que ésta necesita su tiempo de cocción. Al cortarla en aritos finos se cocinará antes. Dejamos que se cocine bien a fuego bajo.
También se puede poner primero la cebolla y después el calabacín, eso dependerá de si la cebolla es dura y el tamaño en que la hemos cortado.
Tercer paso: añadimos los huevos
Pasados 20 minutos aproximadamente, procedemos a agregar los huevos. Simplemente los cascamos y los echamos sobre los ingredientes y una vez en la sartén mezclamos todo con cuidado de no romperlos hasta que veamos los huevos cuajados. Rectificamos de sal.
Presentación en mesa y acompañamiento del zarangollo
Este plato puede ser un plato principal, o un segundo plato o bien una tapa, esto depende de cada uno. También depende de nosotros mismos la temperatura en que se consume porque está muy bueno tanto frío como templado. En muchas casas se le agrega patata cortada como para tortilla, en el caso de querer añadirla sería lo primero que pondríamos en la sartén y luego seguiríamos el orden de nuestra receta (en esta receta pondríamos dos patatas medianas). Parece que esto se hacía para «engordar» el plato, creando así una receta más completa.
Normalmente se pone la mitad de cebolla que de calabacín porque el ingrediente base es el calabacín. Para saber si está en condiciones óptimas debemos presionarlo con cuidado y ver que su carne es firme, que no tenga manchas y tenga su color verde tan característico. Aprovechando el vino de la tierra y al pan amasado al estilo tradicional, aprovechamos esto y tomamos este zarangollo sobre unas rebanadas de pan y un chatico de vino.
¡¡Ah!! Si sobra, no te preocupes. Al día siguiente también está perfecto para comer. Si lo deseas consumir frío, lo sacas del frigorífico un poco antes (es mejor mantenerlo ahí porque lleva huevo) y si lo tomas caliente, calentar y servir.